A Orillas del Esla: Palanquinos
Las lagunas creadas abarcan varias hectáreas que se han inundado por filtraciones y crecidas del río y albergan peces y cangrejos que merecerían también un mejor trato medioambiental en sus inmediaciones
Ordoño Llamas Gil
León
Una de las asignaturas pendientes del Ministerio de Medio Ambiente podría ser la edición de un programa para aplicar en GPS o para introducir en el ordenador, donde pudieses localizar con exactitud todos los puntos conflictivos en que la acumulación de contaminantes o basuras. Además de ser un insulto visual y olfativo, son altamente nocivos para las personas o animales que habitan en sus alrededores, cuando no ejercen su envenenamiento mucho más allá de estos límites, a través de los cursos de agua que circulan por estos lugares. Por lo menos podríamos impresionar un gráfico en el que marcaríamos las carreteras o caminos necesarios para sortearlos, o bien, en el caso del GPS, con un detector que indicase la proximidad de cada punto sucio o río contaminado, haciéndonos la ilusión de vivir en un país civilizado, que no estaría de más cuando recibes visitas de forasteros a quienes les guste la naturaleza, sobre todo fluvial, y que marchasen encantados de los itinerarios elegidos. Mientras tanto, aunque no se edite para la venta pública por su elevado coste y escasa venta, pudiera estar confeccionado para el uso interno de las instituciones derivadas del citado Medio Ambiente, con el fin de controlar el excesivo descontrol de todos estos anárquicos puntos sucios (ahora que están de moda los puntos limpios), a los que pudieran aplicarse nuevas y efectivas leyes con sanciones importantes, como por ejemplo, algunos días o meses en chirona para los responsables directos, y destitución de los cargos públicos que tuvieran como función los menesteres de limpieza y depuración que estuvieran obviamente desatendidos, cuando no negligentemente olvidados. Ahora que están tan de moda los satélites para observar toda clase de variaciones terrenales o costeras, incluidos los crímenes urbanísticos tan en boga, podrían ser alquilados por una hora cada mes, para fotografiar todos los rincones provinciales (o nacionales) y descubrir aquellos puntos sucios de que hablábamos, bien sean vertederos incontrolados de escombros o basuras, humos industriales y vertidos nocivos, depuradoras inactivas u obsoletas, graveras arrasadoras de cauces, ruedas, etcétera, sin olvidarse de los ríos que por su contaminación debieran tener un tratamiento obligado y preferente. Todo ello marcado con un color rojo intenso y luminoso, en colaboración con un avisador acústico de sonido agudo y estridente, que conseguirían despertar del letargo administrativo al funcionario y al organismo de turno, haciéndoles desear la eliminación de todos estos puntos sucios, tan molestos para el oído y la vista. Sería digno de ver cómo el color rojo predominaría sobre cualquier otro en el imaginario mapa, siendo especialmente intenso en los alrededores de las dos importantes cuencas fluviales leonesas, la del Esla y la del Sil, donde la anarquía contaminante y basurera llegaría en algunos tramos a fundir los plomos de las luces rojas. Se podría suponer que, por lo menos en los primeros momentos, el importe de las sanciones cubriría con creces el coste de la información por satélite, que a largo plazo podría espaciarse más e incluso eliminarse una vez conseguido el objetivo.
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Origen: http://www.diariodeleon.com/hemeroteca/imprimir_noticia.jsp?CAT=105&TEXTO=5521640
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Página visualizada el Domingo, 28 de Abril de 2024 a las 02:58:12
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